1 Magic: The Gathering - Duels of the Planeswalkers Mar Jun 29, 2010 3:02 pm
imohtep
lvl 4
Bueno señores me acabo de enterar que ha salido esta version para PC, tiene cosas a favor y cosas en contra, segun leí no permite editar los mazos preconstruidos que trae, tiene modo online tanto cooperativo como 1 vs 1, aparentemente no tiene todas las cartas de todas las expansiones, viene en varios idiomas incluyendo el español,les dejo un analisis para que vean si se animan a probarlo, yo me anoto en la lista para probarlo.
Analisis de la pagina:
http://www.anaitgames.com/analisis-de-magic-the-gathering-duels-of-the-planeswalkers/
Pagina Oficial:
http://www.wizards.com/magic/digital/duelsoftheplaneswalkers.aspx
Ah, las cartas Magic. Ese invento del demonio, capaz de enganchar a generaciones enteras de chavales y adolescentes hasta exprimirles el último céntimo de sus ahorros y reducir su entorno social a los sótanos de las tiendas de cómics. Siempre vienen bien más sobres de cartas. Siempre apetece una partida más con la que probar tu mazo. Siempre hay una carta que buscar desesperadamente con la que mejorarlo. Siempre hay una mejora sustancial del mazo que viene a la cabeza cuando ves las cartas más potentes de una nueva expansión. Y cuando tras mucho comprar, buscar y cambiar cartas por fin llegas a tener el mazo definitivo, Wizards of the Coast cambia los bloques y las ediciones de cartas con las que se puede jugar “oficialmente”, retirando o restringiendo la mitad de cartas con las que has construido tu mazo definitvo. Y vuelta a empezar.
El modelo de negocio de Magic: The Gathering es astuto y malvado. Si no fuera así, una empresa como Wizards of the Coast jamás habría pasado de ser una pequeña editora de juegos de rol a ser uno de los mayores gigantes de juegos temáticos del planeta, absorbiendo a otras míticas editoras de juegos de rol o estrategia como TSR o Avalon Hill y ocasionando un auténtico torbellino de proporciones bíblicas en los feudos habituales del rol de libro y los wargames. El ritmo continuo e impasible de expansiones y nuevas ediciones que ha tenido el juego de Richard Garfield a lo largo de sus 16 años de historia es prácticamente inabarcable para nadie que no sea multimillonario o sea de los pocos elegidos que hayan podido dedicarse profesionalmente al juego. Pero lo cierto es que el modelo de negocio hiperconsumista de Magic: TG no funcionaría si detrás no tuviera una de las mecánicas de juego más divertidas, inteligentes y adictivas que uno haya podido probar jamás.
Esto es un ataque de nostalgia completamente gratuito que no tiene nada que ver con el título analizado.
Precisamente por eso una adaptación a videojuego como Duels of the Planeswalkers es ideal tanto para los neófitos como para los que en algún momento hemos estado enganchados a Magic pero por unas causas u otras lo hemos dejado atrás para no volver. La idea de pagar una sola vez (¡no más mazos! ¡No más sobres! ¡800 míseros MS Points y YA!) ha sido suficientemente tentadora como para morder el anzuelo y volver al redil tras más de una década. Y lo cierto es que merece bastante la pena: Duels of the Planeswalkers ofrece contenido de sobra para disfrutar durante muchísimas horas, además de un potente modo online que tiene potencial para alargar el juego hasta el infinito.
La interfaz del juego es bastante decente y cumple con creces: si bien al principio los controles pueden resultar un poco ortopédicos y confusos, a las dos horas ya se te ha olvidado que tienes un pad en la mano, completamente concentrado en el juego. Es posible que a algunos les cueste más que a otros adaptarse a los tiempos para lanzar efectos rápidos, pero siempre es posible detener el juego con el botón X, ya sea para lanzar un hechizo instantáneo o simplemente para pensar. Los “efectos especiales” del juego (como cartas volando sobre la mesa, rayos y centellas cuando se realiza daño, etc.) le dan al título un toque gracioso sin llegar a distraer en absoluto. También hay una serie de iconos para indicar las habilidades de las criaturas sin necesidad de ampliar la carta, aunque esta posibilidad también está presente gracias a los gatillos.
En total hay ocho mazos distintos con 17 cartas desbloqueables cada uno: cinco monocolor; uno de elfos verdinegro; otro blanco, rojo y verde; y el último y más potente, azul y negro. El modo Campaña se empieza con un mazo monocolor verde (ideal para que los profanos en el juego vayan aprendiendo lo básico) y a medida que se vaya derrotando adversarios se irán desbloqueando nuevos mazos para elegir. Los adversarios son un total de 16 que corresponden a cada uno de las mazos en su versión cutre y en su versión potente. Por su parte, las cartas desbloqueables se van adquiriendo a medida que ganemos partidas: cada partida ganada con un determinado mazo nos dará una carta extra para dicho mazo, ya sea contra un adversario nuevo o contra uno ya derrotado previamente.
Es posible acabar con los 16 adversarios sin desbloquear todas las cartas, pero a medida que la dificultad va creciendo es prácticamente imposible vencer si no tenemos el mazo adecuado lo suficientemente mejorado. Pese a que toca repetir prácticamente las mismas partidas (con la salvedad de alguna carta nueva) este sistema de progreso del modo Campaña alarga bastante la vida del juego, exprimiendo al máximo el limitado número de mazos disponibles sin llegar nunca al punto de aburrir. La IA tiene 3 niveles y su versión más difícil es bastante competente, lo que también aporta algo de frescura y de reto a la tarea de desbloquear todas las cartas.
El modo "Gigante de dos cabezas" está pensado para jugar dos desde la misma consola y el mismo bando.
Entre los otros modos de juego destaca de manera especial el modo Desafío, consistente en ocho “Puzzlings” de dificultad creciente. Basados en los pasatiempos de la pionera revista The Duelist (inspirados a su vez en los típicos ejercicios de ajedrez), en cada puzzling se nos propone una partida a punto de concluir en la que, pese a estar aparentemente jodidos, podemos (y debemos) ganar en un sólo turno. Estos desafíos son ideales para que los novatos lleguen a apreciar los matices del juego y la verdadera profundidad estratégica de Magic: TG. Desgraciadamente, para el jugador avanzado los ocho “Desafíos” resultan bastante escasos, ya que hasta los tres últimos no nos encontramos con retos lo suficientemente grandes como para escurrirse el cerebro. Los últimos, sin embargo, llegan a ofrecer unos planteamientos tan sumamente retorcidos que cuando por fin consigues encontrar la solución, quieres más y más. Y entonces es cuando se acaban.
El modo online es completísimo: el juego nos permite crear partidas de hasta cuatro jugadores (con la opción de jugar en parejas o todos contra todos) así como la posibilidad de “tutelaje” en la que los voluntarios pueden enseñar a jugar a los novatos. Sin duda alguna, la posibilidad de jugar en línea es la que aporta mayor duración y diversión al juego, incluyendo un sistema de ránkings con la posibilidad de crear partidas igualadas e imagino que también algún tipo de competición entre varios. Y es que aunque la IA cumple con creces, la satisfacción de oír al contrario echar espumarajos por la boca cuando lanzas un Boomerang a tu Mahamuti Djinn tras haberte echado él una Ira de Dios, es algo a la que pocas cosas se pueden comparar. Bendito color azul, no sabía cuanto te echaba de menos hasta que te volví a encontrar.
El principal fallo del juego es la limitadísima edición de los mazos. Lo único que podemos hacer para personalizar el mazo es añadir o quitar las cartas extra: ni siquiera se puede quitar las cartas por defecto, por lo que si queremos jugar con todas las cartas potentes, nos lleva a tener mazos de 75 cartas (lo cual es siempre malo porque hay menos probabilidad de que salga cada carta cuando robamos, y de este modo nos tenemos que quedar por narices toda la morralla que viene al principio). Esto es sin duda alguna una castración absoluta del juego: la verdadera gracia de Magic es la posibilidad de personalizar los mazos y buscar combinaciones de cartas que puedan aportar una diferencia sustancial y original sobre el resto. Está muy bien que te den mazos hechos y bien equilibrados entre sí para aprender a conocer el juego y las diferencias entre los colores, pero lo mejor del juego es precisamente cuando sabes lo suficiente sobre las reglas y las cartas disponibles para hacerte tus propios mazos.
Entiendo que Wizards of The Coast no ha lanzado Duels of The Planeswalkers pensando en los jugadores compulsivos de Magic que juegan con la versión “analógica” o con el Magic Online de PC (donde las cartas virtuales tienen prácticamente el mismo precio que las de verdad). E intuyo que el motivo de un editor de mazos tan asquerosamente cutre y salchichero es que querrán ampliar el juego con DLC de nuevos mazos si el título tiene éxito. Conociendo su avaricia sin límites, es hasta cierto punto entendible que no incluyan un editor que permita cualquier combinación posible de las cartas de tus mazos de cara a éste tipo de DLC. Pero que ni siquiera te dejen quitar las cartas por defecto cuando vas consiguiendo las cartas desbloqueables es algo que no tiene excusa posible.
Por apenas 800 MP (una auténtica ganga conociendo los precios reales del juego) Magic: TG – Duels of the Planeswalkers es un título capaz de proporcionar horas y horas y horas y horas de diversión, tanto a jugadores de la vieja escuela desenganchados como a los que se acercan al juego por primera vez. Sin embargo, el más que evidente plan de Wizards of The Coast de lanzar este título como una especie de caramelo con droga a la puerta del colegio, un gancho para intentar captar nuevos adeptos al consumismo desorbitado del juego de cartas original, ha dejado al título completamente cojo: duele pensar lo que Duels of the Planeswalkers podría haber sido si simplemente hubieran puesto un editor de mazos potente. Todavía tengo la esperanza de que un editor de mazos que no sea una broma de mal gusto aparezca cuando complete el 100% del juego, o que llegue a través de una actualización. Pero seguramente esta decisión de diseño sea así a propósito: estamos hablando de la gente con menos escrúpulos de toda la industria lúdica.
Analisis de la pagina:
http://www.anaitgames.com/analisis-de-magic-the-gathering-duels-of-the-planeswalkers/
Pagina Oficial:
http://www.wizards.com/magic/digital/duelsoftheplaneswalkers.aspx
Ah, las cartas Magic. Ese invento del demonio, capaz de enganchar a generaciones enteras de chavales y adolescentes hasta exprimirles el último céntimo de sus ahorros y reducir su entorno social a los sótanos de las tiendas de cómics. Siempre vienen bien más sobres de cartas. Siempre apetece una partida más con la que probar tu mazo. Siempre hay una carta que buscar desesperadamente con la que mejorarlo. Siempre hay una mejora sustancial del mazo que viene a la cabeza cuando ves las cartas más potentes de una nueva expansión. Y cuando tras mucho comprar, buscar y cambiar cartas por fin llegas a tener el mazo definitivo, Wizards of the Coast cambia los bloques y las ediciones de cartas con las que se puede jugar “oficialmente”, retirando o restringiendo la mitad de cartas con las que has construido tu mazo definitvo. Y vuelta a empezar.
El modelo de negocio de Magic: The Gathering es astuto y malvado. Si no fuera así, una empresa como Wizards of the Coast jamás habría pasado de ser una pequeña editora de juegos de rol a ser uno de los mayores gigantes de juegos temáticos del planeta, absorbiendo a otras míticas editoras de juegos de rol o estrategia como TSR o Avalon Hill y ocasionando un auténtico torbellino de proporciones bíblicas en los feudos habituales del rol de libro y los wargames. El ritmo continuo e impasible de expansiones y nuevas ediciones que ha tenido el juego de Richard Garfield a lo largo de sus 16 años de historia es prácticamente inabarcable para nadie que no sea multimillonario o sea de los pocos elegidos que hayan podido dedicarse profesionalmente al juego. Pero lo cierto es que el modelo de negocio hiperconsumista de Magic: TG no funcionaría si detrás no tuviera una de las mecánicas de juego más divertidas, inteligentes y adictivas que uno haya podido probar jamás.
Esto es un ataque de nostalgia completamente gratuito que no tiene nada que ver con el título analizado.
Precisamente por eso una adaptación a videojuego como Duels of the Planeswalkers es ideal tanto para los neófitos como para los que en algún momento hemos estado enganchados a Magic pero por unas causas u otras lo hemos dejado atrás para no volver. La idea de pagar una sola vez (¡no más mazos! ¡No más sobres! ¡800 míseros MS Points y YA!) ha sido suficientemente tentadora como para morder el anzuelo y volver al redil tras más de una década. Y lo cierto es que merece bastante la pena: Duels of the Planeswalkers ofrece contenido de sobra para disfrutar durante muchísimas horas, además de un potente modo online que tiene potencial para alargar el juego hasta el infinito.
La interfaz del juego es bastante decente y cumple con creces: si bien al principio los controles pueden resultar un poco ortopédicos y confusos, a las dos horas ya se te ha olvidado que tienes un pad en la mano, completamente concentrado en el juego. Es posible que a algunos les cueste más que a otros adaptarse a los tiempos para lanzar efectos rápidos, pero siempre es posible detener el juego con el botón X, ya sea para lanzar un hechizo instantáneo o simplemente para pensar. Los “efectos especiales” del juego (como cartas volando sobre la mesa, rayos y centellas cuando se realiza daño, etc.) le dan al título un toque gracioso sin llegar a distraer en absoluto. También hay una serie de iconos para indicar las habilidades de las criaturas sin necesidad de ampliar la carta, aunque esta posibilidad también está presente gracias a los gatillos.
En total hay ocho mazos distintos con 17 cartas desbloqueables cada uno: cinco monocolor; uno de elfos verdinegro; otro blanco, rojo y verde; y el último y más potente, azul y negro. El modo Campaña se empieza con un mazo monocolor verde (ideal para que los profanos en el juego vayan aprendiendo lo básico) y a medida que se vaya derrotando adversarios se irán desbloqueando nuevos mazos para elegir. Los adversarios son un total de 16 que corresponden a cada uno de las mazos en su versión cutre y en su versión potente. Por su parte, las cartas desbloqueables se van adquiriendo a medida que ganemos partidas: cada partida ganada con un determinado mazo nos dará una carta extra para dicho mazo, ya sea contra un adversario nuevo o contra uno ya derrotado previamente.
Es posible acabar con los 16 adversarios sin desbloquear todas las cartas, pero a medida que la dificultad va creciendo es prácticamente imposible vencer si no tenemos el mazo adecuado lo suficientemente mejorado. Pese a que toca repetir prácticamente las mismas partidas (con la salvedad de alguna carta nueva) este sistema de progreso del modo Campaña alarga bastante la vida del juego, exprimiendo al máximo el limitado número de mazos disponibles sin llegar nunca al punto de aburrir. La IA tiene 3 niveles y su versión más difícil es bastante competente, lo que también aporta algo de frescura y de reto a la tarea de desbloquear todas las cartas.
El modo "Gigante de dos cabezas" está pensado para jugar dos desde la misma consola y el mismo bando.
Entre los otros modos de juego destaca de manera especial el modo Desafío, consistente en ocho “Puzzlings” de dificultad creciente. Basados en los pasatiempos de la pionera revista The Duelist (inspirados a su vez en los típicos ejercicios de ajedrez), en cada puzzling se nos propone una partida a punto de concluir en la que, pese a estar aparentemente jodidos, podemos (y debemos) ganar en un sólo turno. Estos desafíos son ideales para que los novatos lleguen a apreciar los matices del juego y la verdadera profundidad estratégica de Magic: TG. Desgraciadamente, para el jugador avanzado los ocho “Desafíos” resultan bastante escasos, ya que hasta los tres últimos no nos encontramos con retos lo suficientemente grandes como para escurrirse el cerebro. Los últimos, sin embargo, llegan a ofrecer unos planteamientos tan sumamente retorcidos que cuando por fin consigues encontrar la solución, quieres más y más. Y entonces es cuando se acaban.
El modo online es completísimo: el juego nos permite crear partidas de hasta cuatro jugadores (con la opción de jugar en parejas o todos contra todos) así como la posibilidad de “tutelaje” en la que los voluntarios pueden enseñar a jugar a los novatos. Sin duda alguna, la posibilidad de jugar en línea es la que aporta mayor duración y diversión al juego, incluyendo un sistema de ránkings con la posibilidad de crear partidas igualadas e imagino que también algún tipo de competición entre varios. Y es que aunque la IA cumple con creces, la satisfacción de oír al contrario echar espumarajos por la boca cuando lanzas un Boomerang a tu Mahamuti Djinn tras haberte echado él una Ira de Dios, es algo a la que pocas cosas se pueden comparar. Bendito color azul, no sabía cuanto te echaba de menos hasta que te volví a encontrar.
El principal fallo del juego es la limitadísima edición de los mazos. Lo único que podemos hacer para personalizar el mazo es añadir o quitar las cartas extra: ni siquiera se puede quitar las cartas por defecto, por lo que si queremos jugar con todas las cartas potentes, nos lleva a tener mazos de 75 cartas (lo cual es siempre malo porque hay menos probabilidad de que salga cada carta cuando robamos, y de este modo nos tenemos que quedar por narices toda la morralla que viene al principio). Esto es sin duda alguna una castración absoluta del juego: la verdadera gracia de Magic es la posibilidad de personalizar los mazos y buscar combinaciones de cartas que puedan aportar una diferencia sustancial y original sobre el resto. Está muy bien que te den mazos hechos y bien equilibrados entre sí para aprender a conocer el juego y las diferencias entre los colores, pero lo mejor del juego es precisamente cuando sabes lo suficiente sobre las reglas y las cartas disponibles para hacerte tus propios mazos.
Entiendo que Wizards of The Coast no ha lanzado Duels of The Planeswalkers pensando en los jugadores compulsivos de Magic que juegan con la versión “analógica” o con el Magic Online de PC (donde las cartas virtuales tienen prácticamente el mismo precio que las de verdad). E intuyo que el motivo de un editor de mazos tan asquerosamente cutre y salchichero es que querrán ampliar el juego con DLC de nuevos mazos si el título tiene éxito. Conociendo su avaricia sin límites, es hasta cierto punto entendible que no incluyan un editor que permita cualquier combinación posible de las cartas de tus mazos de cara a éste tipo de DLC. Pero que ni siquiera te dejen quitar las cartas por defecto cuando vas consiguiendo las cartas desbloqueables es algo que no tiene excusa posible.
Por apenas 800 MP (una auténtica ganga conociendo los precios reales del juego) Magic: TG – Duels of the Planeswalkers es un título capaz de proporcionar horas y horas y horas y horas de diversión, tanto a jugadores de la vieja escuela desenganchados como a los que se acercan al juego por primera vez. Sin embargo, el más que evidente plan de Wizards of The Coast de lanzar este título como una especie de caramelo con droga a la puerta del colegio, un gancho para intentar captar nuevos adeptos al consumismo desorbitado del juego de cartas original, ha dejado al título completamente cojo: duele pensar lo que Duels of the Planeswalkers podría haber sido si simplemente hubieran puesto un editor de mazos potente. Todavía tengo la esperanza de que un editor de mazos que no sea una broma de mal gusto aparezca cuando complete el 100% del juego, o que llegue a través de una actualización. Pero seguramente esta decisión de diseño sea así a propósito: estamos hablando de la gente con menos escrúpulos de toda la industria lúdica.